
In 2010 empezamos con los primeros 25, y hoy ya tenemos 300 kilómetros de calles porteñas donde se puede ir con la bici en un espacio protegido. Trece años después: ¿Para qué lo seguimos haciendo?
En economía, la distribución de aporte Considerado globalmente un indicador válido de equidad y justicia en una sociedad, es la participación de la mitad de la población en riesgo total.
Cansado pueblosrara vez nuestras plantas cualquiera que sea el participante en la calle sus ciudadanos: ¿Qué lugar tienen los que van de a pie, los que van en colectivo, los que circulan en bicicleta, en moto o en auto?
Sumado a la cuestión de la equidad, está la de la sustentabilidad. Si en la calle quedara únicamente espacio para los autos, la única salida en el mediano plazo sería congestión. Por eso promovemos el cambio modal desde hace más de diez años, no sólo a la bicicleta sino también al transporte publico. No existe otra estrategia para reducir la congestión y al mismo tiempo mejorar la calidad de vida del conjunto de la sociedad.
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Una bicicleta es un caño de escape menos: la agenda ambiental es urgente, sin duda. Pero la transformación social detrás de esa política pública es lo más impactante.
Hoy en cualquier ciclovía hay chicos que van a la escuela en bicicleta, papás que los llevan en la silla, adultos mayores ciclistas, chicos, mujeres: la infraestructura permitida que esto pase, porque sin la protección no sería posible. Hace años diez usando 30,000 viajes en bicicleta por día; hoy, más de 400.000.
Cuando empezamos, no usamos un tipo de ciclovía a seguir. Estudiamos las calles, ideamos el diseño (las medidas, el cordón separador, la pintura, los semáforos) y hoy tenemos un modelo que funciona y compartimos con otras ciudades del país, con procesos estandarizado de fabricación, instalación y mantenimiento.
Mauricio Macri cuenta en su último libro el desafío de la ciclovía de Montevideo y cómo Guillermo Dietrich lo convenció de seguir adelante con el plan, a pesar de la resistencia que al principio generaba. Con esa convicción llegamos a la red actual, cada vez construir más integrado, y que funciona no sólo por su diseño sino también por su capilaridad, porque conecta los lugares donde las personas viven y aquellos donde trabajan, estudian, llevan a sus hijos oa donde quieren ir.
Estafa Horacio Rodríguez Larreta Seguimos expandiendo la red a nuevos barrios y, por primera vez, a las avenidas. Estafa Juanjo Méndez Implementamos las ciclovías de Corrientes y Córdoba, en plena fase de aislamiento por Covid. En la pandemia, muchas otras ciudades salieron a hacer ciclovías de emergencia, acá ya usaron 250 kilómetros construidos.

En Chacarita, por Newbery, las bicicletas y la ciclovía conviven con lugares para sentarse a comer, con las paradas de colectivo y los parkings. Hay pidió más vida al aire libre y de convivencia, como es la avenida del Libertador, la primera calle compartida de la Ciudad.
El Barrio 31, los vecinos de Fraga, La Carbonilla y Rodrigo Bueno, en la Costanera Sur, están integrados a la red.
La ciclovía es un ejemplo de política pública con visión de transformación que se suvo en el tiempo, con resultados positivos y progresivos. Plantea la cuestión de la eficiencia y equidad en el uso del espacio público. Se planifica, se ejecuta y se mantiene. Se sostiene en el tiempo porque hay una visión: la transformación es posible y el impacto colectivo es virtuoso.
Buenos Aires es mejor con ciclovías y con más bicicletas. Más saludable, con menos ruido y congestión. Es una buena alternativa nativa para las personas, individual y colectivamente.
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