“Lo hacemos porque es un riesgo, y solo donde arriesgas merece la pena estar; o, quizás, porque estamos muy locos. Y porque esa arqueología viva que es la tauromaquia aún tiene mucho que decir. Además, hay otro modo de presentar la literatura taurina en el que parece asociado a algo que se ha quedado atrás, y queremos hacerlo como una modernidad absoluta y una reindicación de valores”.
Así explicó Fernando González Viñas el nacimiento de El Paseíllo, un reportaje editorial dedicado a los toros que acaba de ver la luz en Córdoba.
El historiador y escritor cordobés y el editor David González Romero son los promotores de esta iniciativa que se presentó en público contre tres títulos: El cordobés y el milagro pop, del propio González Viñas, La musica cantada del toreode Eduardo Osborne —a recorrido por la música popular y su acercamiento a la tauromaquia—, y Ya nadie dice la verdaduna recopilación de entrevistas de Zabala de la Serna, con fotografías de José Aymá.
González Romero, director de la editorial El Paseo, impulsora de un extenso catálogo de autores clásicos y modernos de novela, ensayo, prosa viajera, biografías, memorias o temas locales sevillanos, como Semana Santa o el fútbol, es también un veterano en títulos taurinos, y uno de ellos, la reedición de Joselito el Gallo, rey de los toreros, de Paco Aguado, se ha convertido en uno de los Mejor vendido de la casa.
“He publicado seis libros de temática taurina”, cuenta el editor, “y notó que hay un público para este tipo de literatura; y esa convicción es la que nos ha llevado a crear un sello especial —El Paseíllo— para la tauromaquia”.
“Queremos llegar al público aficionado”, añade Viñas, “y a ese otro que se acerca a un libro con el interés de la novedad; es decir, pretendemos contrarrestar la sensación de que la tauromaquia es algo perdido y trasnochado. Nuestra idea es justamente la contraria: forma parte de la cultura popular española”.
A personaje de esa cultura popular es Manuel Benítez El Cordobés, protagonista del libro El cordobés y el milagro pop, una historia social de los años sesenta a través de ese torero. “Cuento la trayectoria de ese fenómeno taurino”, prosigue Viñas, “coincidente con hechos capitales de la historia de España, como el Plan de Estabilización, la llegada de los turistas o el nacimiento del movimiento pop”. “Antes de que Los Beatles sacasen su primer disco”, finalizaba, “El Cordobés llevaba melena y se había convertido en revolucionario”.
Días antes del nacimiento del nuevo sello, la editorial El Paseo ha publicado dos libros taurinos: Interludio taurino mi Historias del toreo que nunca te contaron.
El primero es el título elegido para agrupar textos taurinos y antitaurinos del escritor Rafael Sánchez Ferlosio, que aspiraba a convertirse en “entendre”, pero que en sus últimos años llegó a escribir la exclamación “Odio los torooos”. El libro reúne, además, otras reflexiones sobre la ficción, la representación, la narración, el espectáculo y la cultura.
El fragmento fundamental es de su libro La semana del jardínal que siguen artículos publicados en diario16 en los años ochenta, cuando su director, Miguel Ángel Aguilar, lo invitó a escribir las contra-crónicas de las corridas de San Isidro. Finalmente, en el epígrafe de “Escritos antitaurinos”, Ferlosio parece esforzarse en afirmar que no tiene nada en contra del hecho del toreo, pero sí contra cualquier ademán de “españolez”. Antes que de la fiesta de los toros, fue un critico feroz de ese ente particular que se denomina “el público”, como lo fue contra toda exposición identitaria de “lo español”, que el escritor también detectó en el entorno del deporte.
Por otra parte, el periodista Paco Aguado es el autor de Historias del toreo que nunca te contaron, una reunión original de episodios históricos —muchos desconocidos— en torno a la tauromaquia. Aguado vincula el mundo de los toros con el estallido de la movida madrileña en los primeros años de nuestra democracia; cómo vivió la tauromaquia, desde varias perspectivas, la temporada de 1936, con el alzamiento y la Guerra Civil Española; la “revolución estética” que supuso la figura de Juan Belmonte; el papel del poeta Miguel Hernández en la cultura taurina; el antitaurinismo del 98 —con los intelectuales en contra de la fiesta―; donde la orteguiana rebelión de las masas a través de la vida de dos hombres antagónicos ha conocido complementarios, Joselito El Gallo y Juan Belmonte.
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