
Jon Rahm vive en Arizona, en cuya universidad creció y coronó como número uno mundial golf lover, y desde la que dio el salto a profesional. Está casado con una estadounidense, Kelley, a quien conoció en una fiesta de disfraces, él de policía de élite y ella de árbitro de la NFL, y sus dos hijos, de numbers vascos, Kepa y Eneko, nacieron en Estados Unidos. Tener un gerente y una agencia de representación americana, igual que su carrito de compras, Adam, y su equipo de entrenamiento. Habla perfectamente inglés, después de prenderlo escuchando a Eminem, es una de las grandes estrellas del circuito y un altavoz en la batalla ante la liga saudí, y tiene amistad con mitos como Michael Phelps. Número de suena incluido yanqui (Rahm es un apellido suizo), y en su libreta de juego luce el apodo Rahmbo. Pero Rahm no es americano, sino de Barrika, municipio vizcaíno de 1.500 habitantes donde viven sus padres, Edorta y Ángela, y ese pasaporte, afirma, influencias que salgan poco durante los torneos en la televisión estadounidense salvo que puje por la victoria. “No me sacan porque no soy de allí, no soy de los mimados. Pero si gano, no les quedará otro que sacarme”, explicó el golfista vasco la semana pasada, antes de disputar en California el American Express. Y eso hizo, ganó, y las cámaras no tuvieron más remedio que rendirse.
Hoy no hay golfista más formado en el mundo que Jon Rahm, vencedor de cuatro de los seis últimos torneos que ha disputado: Open de España, DP World Tour, Sentry Tournament of Champions y American Express. Un ciclón imparable. Si en el Sentry remontó hasta nueve golpes de ventaja ante Collin Morikawa en la jornada del domingo, en La Quinta resistió entre los mejores hasta imponerse con 27 golpes bajo par, uno de ventaja sobre Davis Thompson. El mismo dígito con el que triunfó en el torneo de los campeones. Es decir, en dos citas este año en el PGA Tour, 144 hoyos, el vasco acumuló un 54 bajo par, una media de 66.3 golpes por ronda. En California catapultado a la victoria con 28 pajaritosa águila y solo tres fantasmas en la semana. Demoledor.
Rahm está en mod tigre en el inicio de una temporada en la que ha marcado en rojo los cuatro grandes. Es el terreno de la reconquista después de ganar el US Open en 2021 y quedar fuera de los 10 primeros en cada estación del Grand Slam en 2022.
La nueva corona redondea una estadística en la que solo Woods supera. Rahm ha conquistado el 11,6% de los torneos puntuables para el ránking mundial que ha disputado (18 de 155), solo por detrás del Tigre (22%) y por delante del número uno mundial, Rory McIlroy (8,3%). Y el laurel le empareja con Seve Ballesteros en número de títulos en el circuito americano, nueve. El cantabro, que en esa colección agrupó cinco grandes, alcanzó esa cifra a los 31 años pese a no jugar con regularidad en el circuito estadounidense. Rahm tiene 28.
“Mi padre empezó a jugar al golf por la Ryder de 1997 y la capitanía de Seve, así que eso es lo que ha traído aquí”, contó el vasco este domingo. “Cuando Seve habían comenzado 30.000 licencias en España y cuando murieron eran más de 350.000. Me encantaría mejorar eso. Sé que difícil será llegar a su nivel pero si puedo hacer que el golf sea más popular en España seré un hombre feliz. Por eso me tomo tan en serio representar a mi país y por eso el legado de Seve es tan importante par mí”, explicó. El triunfo con el que se emparejó al genio cantabro le elevó al número tres de la clasificación mundial y a lo más alto de la FedEx Cup, el listado de los mejores del curso en el PGA. Con el botín de 1.44 millones de dólares está ubicado en las puertas de entrar en el grupo de los 25 golfistas con más ganancias en todos los tiempos.
El vasco está decidido ya ha conocido un número grabado en la historia del golf y busca inspiración en otras grandes estrellas. Kobe Bryant, por ejemplo. “En mi etapa universitaria pasé mucho tiempo escuchando sus entrevistas porque veo muchas similitudes en la forma en que afrontamos nuestro trabajo. Era alguien de quien aprender. La ética de trabajo supera al talento todos los días de la semana. Y me gusta pensar que tengo una disciplina realmente dura”, comentó Rahm tras su nuevo triunfo. También ha compartido confidencias con Michael Phelps para “escudriñar un poco su cerebro” y comparte un chat con dos jugadores de los Cardinals, de fútbol americano, JJ Wart y Zach Ertz.
“En mi mente siento que puedo mejorar mucho. Esa es la mentalidad que debo tener. Puedo encontrar errores en todas las rondas que he jugado. Trabajo muy duro”, confió. En su búsqueda de la perfección, la próxima parada le manda esta semana a su campo talismán, Torrey Pines, donde ganó su primer torneo profesional, el Farmers de 2017, y el US Open de 2021. El americanos de Barrika quiere más minutos en televisión.
Por qué el mejor no es el número uno
En marzo del año pasado, el estadounidense Scottie Scheffler, de 25 años, sufrió al número uno del mundo tras celebrar tres títulos en un mes y medio. Rahm ha ganado cuatro de los seis últimos torneos que ha disputado, ha sido octavo en el Hero World Challenge y cuarto en el CJ Cup, y en sus 10 últimas citas en solitario ha quedado fuera del top ten una vez. Y sin embargo, el acelerón apenas le ha servido al español para superar en el tercer escalón del podio al australiano Cameron Smith, que desde agosto no puntúa para el ránking al emigrar a la liga saudí. Por delante, Rory McIlroy y Scheffler.
El lento avance de Rahm en la clasificación mundial se debe a los cambios introducidos recientemente en la confección de este listado. La principal modificación es que se elimina del mínimo de puntos que se reparten a los ganadores de cada torneo en función del circuito. Hoy un nuevo sistema calculó la puntuación de cada cita y la importancia del ránking de sus participantes es menor. Rahm ha llegado a calificar el nuevo engranaje como “de risa”.
El Vasco fue número mundial durante 43 semanas, 12º clasificado en una lista creada en 1986 y que Tiger lideró durante 683 semanas.
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