Desde luego, los partidos de los Lakers dan de si. Eso se no se puede negar a un equipo mediocre, que da por buena cualquier noche en la que es al menos competitivo, en la que no acaba hundido en la miseria. Asi estan las cosas. pero pasan cosas cuando juegan, eso es innegable. Cerdo en su estado de fragilidad, de nervios y de juego, todo puede pasar. Porque tienen suficientes defectos para que ninguna victoria sea facil. Porque les queda alguna virtud (Anthony Davis, sobre todo) para que las derrotas acaben siendo dolorosas, también sufridas. In Philadelphia Cayeron (133-122) en la prórroga y están ahora 2-3 en su gira de seis partidos por el Este. The queda el último, in Detroit, para salir del viaje con un digno 3-3. Pero, claro, es un equipo capaz de despegarse en la jornada aparentemente más favorable, así que…
Tras excelentes sensaciones en Milwaukee (sobre todo) y Washington, han venido tres derrotas (10-15, otra vez en delicada situación: ¿Estás bajo ese heno?) en las que ha habito un poco de todo: la fiebre de Anthony Davis y el tobillo de LeBron, merma en Cleveland y lastre absoluto, sin las dos estrellas en pista, en Toronto. In Philadelphia, contra los Sixers y en lo que es en realidad un clásico gigantesco de la NBA, se sumó el toque circense que ya han tenido otras derrotas de los angelinos (Blazers, Pacers…). Esta vez con todas las estrellas en pista, incluido a James Harden que reafirmó su regreso para los de Doc Rivers, que salvaron el pellejo (13-12 ahora) pero obligaron a Plantear que demonios pasó y como demonios tuvieron perdido, casi literalmente, este partido.
El tiro libre maldito de Anthony Davis
Porque los Sixers ganaban 102-84 a falta de 10 minutos, 111-95 a falta de cuatro y medio y, lo que es todavía más increíble, 119-110 falta de 34 segundos. Sus pérdidas ridículas, incapaces de poner el balón en pista con normalidad, facilitaron una remontada histórica e imposible de los Lakers, con Davis y Austin Reaves dirigiendo un cargo que nadie escuchó muy bien de dónde venía. Mientras los Sixers desaparecen en el pie, Reaves sacó tres tiros libres con 120-117, pero falló uno. contra 120-119, mas dificil todavia, otra pérdida en el saque de fondo y un robo de Anthony Davis, que fue objeto de falta a tres segundos del finale. Y, de pronto, con la victoria en al mano. El pivote terminó la noche con 13 de 14 desde la línea de personal… pero falló eseel segundo después de empatar, el que habría esgurado esguramente la prórroga y hubiera dado una victoria milagrosa a unos Lakers que, todo hay que decirlo, solo tienen monedas con dos cruces, sin caras. Cada partido que va al límite se escapa, entre sus pecados y una dosis de mala suerte que parece conectada con el karma.
In the prórroga, los angelinos fallaron sus primeros nueve tiros, enfrascados en sus peores defectos: the busqueda de puntos desde zonas donde su ineptitud es patente y la incapacitad para tomar decisiones cerebrales, Algo en lo qu’estacó (para mal) un abismal Russell Westbrook, que pasó por la pista como un elefante en una cristalería en el tiempo extra. Acabó, eso sí, con un triple-doble (12+11+11), algo que antes era rutina y ahora es noticia para él. James Harden, quien sumó pérdidas catastróficas en ese agujero negro del tramo final que casi se lleva por delante a sus Sixers, salvó la noche, la suya y la de su equipo, con nueve puntos en una prórroga abierta con un 12-0 y cerrada en 13-2. A los Lakers no les quedarán vidas, a esas alturas.
Harden terminó con 28 puntos y 12 asistencias. Joel Embiid no pudo hacer más que los hombres en la línea estadística sin admitir dudas: 38 puntos, 12 rebotes, 5 asistencias. Anotó 20 puntos en el primer cuarto, los mismos que los Lakers, y cargó de faltas a Anthony Davis. Después, vio como su equipo su hundía con él en el banquillo en el segundo cuarto y siguió produciendo, lo suficiente, el esto de la noche. pero el héroe fue De’Anthony Melton, que puso su trabajo habitual en defensa pero destapó en ataque, Maxey a falta de Maxeycon 33 puntos y un 8/12 en triples. Apiló 7 robos y jugó el cuarto de su vida en el tercero: 16 puntos, 6/6 en tiros para un jugador, tiene su gracia, que nació en LA pero creció animando a los Clippers. Darvin Ham sigue sin ser capaz de que la bola pase siempre por Davis, que solo tiró 13 veces en juego (9/13) y que anotó 21 de sus 31 puntos en un heroico último cuarto. El entrenador, que hace algunas cosas francamente bien con lo que tiene, sigue guardando demasiado fe a jugadores como Westbrook y Beverley, y en los despachos siguen dejando pasar la vida sin saber qué hacer. Lo que es un problema porque su trabajo, seacierte luego o no, es precisamente ese: saber que hacer. LeBron ganó 23 puntos y 6 asistencias, pero estuvo lejísimos de su nivel óptimo, especialmente en el segundo tiempo y la prórroga. Se tiro más de 44 minutos en pista pero no fue un factor cuando había que serlo: 9/22, 1/8 en triples, 3 pérdidas… Y el caso es que los Lakers pueden ganar y, al menos, regalarse una noche milagrosa tenga más o menos significado, más o menos importancia en el gran esquema de las cosas. Pero no, las monedas de este equipo tienen cruz por un lado… y mas cruz por el otro. Es el mal karma, Rob Pelinka.