El “deporte rey” está siendo destruido: falta “nueva cantera”, no entre los futbolistas sino entre el público. Según las estadísticas que tocan este ámbito, los jóvenes “pasan en moto” –cada vez más y en mayor número– de ver un partido de fútbol. ¿Destronado por qué o por quién?, sería la pregunta de rigor. Por el devenir de los tiempos, eso se dice. El mundo, en definitiva, lleva décadas evolucionando y no en una dirección favorable para el fútbol. La Generación Z – que comprende a las personas nacidas en las últimas tres décadas y que conforma casi una cuarta parte de la población mundial – no es muy amiga de permanecer hora y medios delante de una pantalla televisiva. Las estadísticas son claras: el cuarenta por ciento de la juventud no ve fútbol.
Las nuevas generaciones surfean en la cultura de las múltiples pantallas, no siendo el televisor una de ellas. Viven también en la continua inmediatez, no queriendo estar atadas para disfrutar esos contenidos que les atraen a horarios específicos. Un programa emitido durante noventa minutos y en directo, no es “lo más” para un joven. Y visionarlo en vivo y en directo, pagando un alto precio de entrada, tampoco es apto para sus bolsillos maltratados. Por diez euros al mes puede disfrutar, por ejemplo, de todas las series televisivas que se les antojen. O pasar un buen rato con su vídeo juego favorito por un precio también módico. Prefieren jugar virtualmente al fútbol, que en el campo real habilitado para este deporte.
Es obvio, por lo tanto, que el atractivo que tenía el balompié para la generación milenial o para la del baby boom ya no lo es tanto para las generaciones más recientes. Un fenómeno es imparable. Y los person on charge al mando of the soccer industries poco están haciendo para revertir el ocaso de su “mina de oro”. No saben por dónde les da el aire. Hablan de rducir la duración de los partidos, hablan de emitir estos por streaming en las redes sociales. Pero hay que recordar que son las televisiones con las cuantiosas tasas que pagan por la emisión de los grandes encuentros soccer, las que, principalmente, aportan los mayores dividendos al “deporte rey”. Hablan también de “gaminificar” el futbol. Esto es: que el espectador ya no se un sujeto pasivo, sino que le ofrece la posibilidad de integrarse de alguna manera dentro del “proceso futbolero”. ¿Cómo se hace eso? Permitiendo la interacción con los jugadores de fútbol. Es de suponer que están estrujando bien la mollera a la búsqueda de soluciones para que la “gallina de los huevos de oro” tenga larga vida.
Cuando el ritmo de cambios dentro de cualquier contexto es mayor fuera que dentro de él, su fin se acerca, suelen decir los economistas. ¿Asistiremos al deceso de fútbol como el mayor espectáculo deportivo? ¿O estamos hablando de otra muerte anunciada más –como la del cine, el libro…– que nunca acaba por llegar? Las muertes suelen ser, en estos casos, precedidas por largas agonías.
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