
“Lo primero que hice fue triunfar, triunfar, triunfar y volver a triunfar, cortar las orejas todos los días y a todos los toros para aguantar ahí arriba. Mis tragados eran los triunfos, poderles a los toros y ganar la pelea para poder mantenerme a flote. (…) Luego México me dio un ritmo y un poso que hizo que mi toreo ganara en categoría del año 85 y después logré hitos artisticos, desarrollando una tauromaquia que yo sabía que la llevaba dentro pero que no salió a flote hasta que tuve la experiencia, el oficio y los conocimientos necesarios”. habla Pedro Gutiérrez Moya ‘Niño de la Capea’nombrado Socio de Honor del Club Cocherito de Bilbao por sus 50 años de alternativa, y que este viernes protagonizó un coloquio apasionante y para el recuerdo, repasando su carrera de la mano del periodista Íñigo Crespo.
“Bilbao fue la plaza que me tiró, pareciera que llevé a gala ser torero de Bilbao; Con la afición de málaga Tuve una relación especial, fue la plaza que me sostuvo siempre, tanto cuando estuve arriba, como cuando estuve abajo. Nunca falté ha conocido feria. México fue impresionante para Niño de la Capea, the delay of mid despedida me saltaban las lágrimas; De Sevilla puedo hablar poco porque no toree mucho pero guardo buenos recuerdos y me respetaban. Existen Madrid es verdad que me costó entrar pero siempre me respetó y siempre sintió el reconocimiento de su afición”grabado capea quien tambien reconoce que Salamanca: “Fue muy dura para mí, me sentí más envidiado que admirado, pero los mismos que me criticaron luego iban a la plaza a verme y llenaban hasta arriba La Glorieta”.
Una delicia escuchar al maestro capea. “Tuve la suerte de torear con tres y hasta con cuatro generaciones de toreros. Estafa Camino, Luis Miguel, Bienvenida, Manzanares, Galloso, Palomo, Damaso, Teruel, Ruiz Miguel, los Campuzano, Robles, Ojeda, Espartaco, Ortega, Roberto y otros muchos; Aquella competencia era una bendición del cielo. De todos aprendí muchas cosas y todos me motivaron a ser cada día mejor torero”, recordó antes de desgranar su convencimiento: “El toreo primero y por encima de todo es dominio del toro, conocerle y poderle. Tras el dominio viene la elegancia y la estética. Pero ponerte allí bonito cuando esta el toro sin dominar, es una temeridad”.
No eludió entrar en hablar de los truncos del toreo moderno. De un torero magistral y largo como capeade un tronco evidente Gallistallamó la atención como el Maestro confirmó sentir: “Belmontista como pude demostrar con mi toreo de la última época, ahí fue donde afloró el verdadero torero que yo llevaba dentro. Ahí pude torear con ese poso y esa estética que antes no pude desarrollar por la necesidad imperiosa de triunfar y resistir”
En el acto que prolongó por espacio de más de dos horas y unos salones del Club Cocherito llenos hasta la bandera, capea recordó que toda su carrera estuvo en manos de los mismos apoderados: José Antonio allá Javier Chopera. Reconocer que en el toreo es fundamental: “Tener una amplia intuición en todos los aspectos”; Contó cómo se fraguó la tarde de los seis’Victorinos‘ de Madriduna tarde epica, una página escrita con letras de oro en la historia del toreo y cómo tras ese triunfo tomó la decisión de retirarse para volver tres años después con el reconocimiento, la categoría y la grandeza ganada aquella tarde en Las Ventas.
Respondió a todas las preguntas, se le impuso la clásica Txapela de Honor como reconocimiento a sus 50 años. Y a lo largo del día hoy, se completa el homenaje con un banquete donde se le impone la insignia de Socio de Honor del Club.