La gran historia del toreo, que marca los márgenes de la propia historia de España, está trufada denumero que no merecieron los grandes titulares pero vivieron en primera persona hechos, Vidas y circunstancias que merecen ser catados por su rabioso interés humano. Paco Aguado, biógrafo definitivo de la figura de Gallito, parte de esas premisas al alumbrar su ‘Historias del toreo que nunca te contaron’, editado en Sevilla por El Paseo, para trazar una historia íntima del toreo a lo largo del siglo XX sin perder de vista el hilo conductor que prestan los propios acontecimientos y el convulso para convertirse en histórico de nuestro país.
¿Por qué este libro?
Hay una fecha muy importante: el memorial del toreo casi se está perdiendo por el tema de internet. Las nuevas generaciones de periodistas tiran de Google pero hay una memoria oral, transmitida por la gente del toro, por esa segunda fila alejada de la oficialidad escuchar, que hemos tenido la suerte de algunos. Se trata de gente que ha sabido transmitir muy bien lo que se ha cocinado de muros para dentro. Eso no se puede perder y sólo él pretendido refleja una parte situándola en el contexto de cada época para que se pretendiera mejor.
Esa memoria oral también se ha perdido en otros entornos, hasta en las familias… En el caso del toro se transmitía en las cenas de las cuadrillas, los viajes, el campo…
Es que los profesionales tampoco hablan. En los coches de cuadrillas va todo el mundo con sus cascos y su móvil y no se habla de toros. Los grupos Viajan separados, los toreros no cenan con sus hombres, no se analizan las corridas de toros, ya no existen esos banderilleros viejos que les hablaron a los toreros, sobre todo a los novilleros… Esas referencias se van perdiendo y cada vez hay más desconocimiento de la tradición. Y el mundo del toro es muy tradicional, un espacio en el que se repiten los casos y las causas muy a menudo.
El dato es interesante: el de esa segunda fila que, sin pasar a la gran historia, es dueña de la mejor memoria del toreo.
Tengo la suerte de haber sido hijo del cuerpo. Mi padre era mozo de espadas y ha tenido acceso desde muy pequeño a esos personajes secundarios que no han tenido altavoz pero tienen todas las vivencias y las saben transmitir, eso sí, dentro de un grupo muy cerrado. No hay que olvidar que el mundo del toro es muy endogámico y hay muchas historias que se desconocen. La historia oficial se intendería mejor si se conociera esa intrahistoria. La gente del toro debería revelar mejor lo que sucede en su interior, pero tampoco todo porque hay que saber mantener algunos misterios. Pero sería bueno para que la gente de fuera comprensiera mejor cómo es por dentro un planeta tan profundo, tan intenso, lleno de valores y con una ética muy particular. Siempre ha habido un punto de picaresca pero con honradez y con dignidad.
Ha comentado que es hijo del cuerpo y la portada del libro, de alguna manera, hace un homenaje íntimo y personal a esa circunstancia.
Sí, es un mozo de espadas cosiendo una muleta de espadas al ruedo, apoyó en el estribo de la barrera por dentro. Expresa muy bien lo que yo quiero contar dentro. Hay un mundo interior, el que no se ve, en el que se deciden tantas circunstancias… Ahí está, reparando una muleta; también hay muchas reparaciones internas en el toreo de las que el público no se entera.
Además de esos personajes de la intrahistoria el libro saca a la luz anécdotas y vivencias de otros protagonistas que merecerían un libro o una película por sí mismos.
Ahí está la figura de Domingo Dominguín. Es uno de los grandes personajes del siglo XX en España. De los máximos de nivel en distintos entornos: en la cultura, en la política y especialmente en el toreo. Era una mente pensante, un genio auténtico del márquetin y un hombre muy inteligente que sabía de toros porque no sólo sabía de toros. Vislumbró las posibilidades de la fiesta mucho más allá de su ámbito porque estaba acostumbrado a codearse con grandes pensadores y con gente de un nivel cultural que él mismo tenía.
La casa de Ferraz no sólo fue un refugio para el PCE clandestino, al que apoyó con su propio dinero, sino un nido de intelectuales. Había constantes tertulias en ese salón en el que, por cierto, murió de un infarto el gran novelista Ignacio Aldecoa. Dominguín fue amigo íntimo de Gabriel García Márquez y también mucha promoción de la cultura en Ecuador, donde al final se suicida. Ha quedado un tanto oculto por la gran figura y la enorme popularidad de su hermano Luis Miguel y creo que mucha de la antigua gente del toro no le ha querido destacar por comunista y los comunistas del PCE no le han querido reivindicar por taurino. Se ha quedado en tierra de nadie.
Eso nos lleva a hablar de la ideologización creciente de todos los estratos de la vida. Pero el toro, y eso lo demuestra el libro, nunca la ha tenido…
En el libro se habla de muchas relaciones de la izquierda con el mundo del toro: desde Miguel Hernández hasta el propio Domingo Dominguín; la transición, los festivales que organizó el PCE con Carrillo de presidente… se demuestra que también la izquierda era taurina. No hay que ser de izquierdas ni derechas. El toreo es del pueblo y lo han utilizado en su momento unos y otros. Esta identificación de los toros con el franquismo es irreal. Es verdad que Franco se aprovechó de los toros pero también se aprovechó de las copas de Europa del Madrid, y de Bahamontes y de Manolo Santana. La prestaban su imagen de cara al exterior. Pero los gobiernos republicanos de izquierda o el Frente Popular también se aprovecharon. Ahí están los festivales con el puño en alto y cantando la Internacional en el 36.
Una vez más hay que darle la razón a Ortega: no se puede escuchar la historia de España sin seguir la de las corridas de toros.
Eso es evidente pero podemos darle la vuelta. No se puede escuchar la historia de las corridas de toros sin escuchar antes la historia de España. La tauromaquia está absolutamente entrelazada en la sociedad española para bien o para mal y reflexiono lo que pasa en los tendidos. O al reves: lo que pasa en los tendidos reflejan el momento exacto por el que atraviesa el país. No se si en el fútbol pasa tanto pero las corridas de toros, que son un espacio de libertad, han sido el único sitio en el que el pueblo se ha podido meter con la autoridad en los tiempos de dictaduras.
Me acaba de dar el titular…
Es que es así y se ha visto a lo largo de los años. Este libro consta de cinco episodios, aparentemente aislados, que al final mantienen una ligazón para contar el siglo XX desde el punto de vista taurino sin perder la perspectiva social y política.
Creo que se lo ha pasado muy bien escribiendo este libro…
Ha sido una satisfacción, sobre todo escribir no sólo de toros. Los escritores taurinos with times escribimos para un publico muy cerrado, con un lenguaje excluyente y con circunstancias que creemos que todo el mundo entiende. Pero cada vez se entiende menos de toros porque hay menos difusión y tenemos que bajar el tono sin perder el lenguaje taurino para acercarnos más a la gente. Volvemos a lo mismo: cuando lo pone en el contexto del momento el público lo entiende mayor.
La historia oficial de las corridas de toros puede parecer aburrida al final siempre se habla de lo mismo. Las vidas de los toreros son parecidas: surgen de la nada, se deben en figuras, viven su declive, resurgen, se retiran… Es el caso del Cordobés, inseparable de lo que acontece en los años 60. Lo retrata Fernando González Viñas en el libro que acaba de presentar.
Llegados a este punto cabría hacer un homenaje al editor, David González, hasta hace poco con El Paseo y a partir de ahora con El Paseíllo. Publicar libros de toros tiene un punto transgresor en estos tiempos de limpieza política.
David González Eres una persona muy inteligente y tienes que saber que los toros tienen un hueco muy importante en la literatura. Es una gran tradición, sus muchos siglos de escribir de toros y hay miles y miles de libros que se han vendido y se ha leído. El aficionado a los toros es uno de los mejores lectores que existen.. No sólo va a la plaza, sino que acude a otros espectáculos tal y como demuestra la encuesta que hace el ministerio de Cultura y se preocupa mucho de leer. Es coleccionista, fetichista, le gusta tener libros, tener documentación… Ese nicho no se pierde y David lo ha retomado ofrece una nueva vuelta de tuca desde un enfoque más moderno, más allá de esos escritos rancios de los que estamos un poco cansados y que solo nos sirven a unos pocos.
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