
Curtido en este tipo de torneos, rodrigo salinas (Viña del Mar, 33 años) Espero aportar experiencia y goles en este septimo Mundial que disputa. Well desde la pista, a pesar de esa rodilla que le ha dado problemas en los últimos meses, bien desde el banquillo, por su conocimiento de este deporte en diferentes pays: Badajoz, Huesca, Torrevieja, Granollers y Bidasoa en España, su actual equipo , pero también el Steaua Bucharest en Rumanía y el Nantes y Chartres de la Liga francesa. Hoy Salinas se enfrenta a España, cuyo balonmano conoce de maravilla después de buena parte de su vida profesional en la Liga Asobal y por todo lo que de español tiene esta selección chilena toda vez que fue entrenada por Mateo Garralda de 2016 hasta 2022 y ahora por Aitor Etxaburu.
-¿Cómo está?
-No llego en las mejores condiciones que me gustaría porque tuve dos operaciones en poco tiempo, no eran complicadas pero eso me restó tiempo. Antes de las vacaciones tuve una, jugué un par de meses y me rompí otra vez. En las últimas semanas me quedé en Irún en las vacaciones porque tenía ahí el mejor cuerpo médico posible y llegué con una semana de retraso a la gira. No llego perfecto, pero sí en buena forma. Espero disfrutar cada minuto porque sabes que te van quedando menos torneos por jugar. Mi meta es reencontrarme con mi juego.
-¿Y cuál es el objetivo de Chile?
-Nuestro objetivo principal es Santiago 2023 para clasificarnos para los Juegos. El meta es afianzarse como equipo; hay muchos jóvenes y la calidad solo te la dan torneos como este. Y partido a partido. Ojalá nuestro lleváramos el oro, pero somos realistas.
-¿Cómo está creciendo el balonmano en su país?
-Brasil y Argentina hace un tiempo nos pudieron ganar de veinte goles; ahora les podemos pelear una final y les ganamos algun partido en los Juegos Panamericanos. Es un crecimiento lento, pero evoluciona. Es ilusión ver el crecimiento que tenemos como selección y ver la cantidad de jóvenes que quieren cruzar el charco para tener su oportunidad.
-Como hicieron usted y su hermano Esteban (de 30 años, ha jugado en Zamora, Benidorm, Bidasoa y ahora en Granollers).
-Me apasionaba y me apasionaba el balonmano. Si no no hubiera salido de casa. Llegué al techo en Chile y tuve la suerte de poder radicarme en España. Con mi familia tuvimos la valentía de venusme, yo tenía 16 años. Y aquí conoció a entrenadores de calidad y jugadores muy buenos. España me ha transformado en el jugador que soy.
-En España la liga no es la de antes y la mayoría tiene que emigrar. ¿Y en Chile, se puede vivir del balonmano?
– Que pasa. Es incomparable en infraestructura y recursos. Queremos crecer, pero falta muchísimo. En Chile todavía tienes que pagar por jugar. No hay ningún profesional que cobre dinero, les dan ayudas, pero todo sale del jugador y de la familia. Eso tiene un valor sentimental muy alto. Mucha gente no se da cuenta de qué raíces tiene el jugador chileno. Los obstaculos de todo tipo que pasa para ser profesional.
-¿Es el balonmano español diferente a todos?
-Para mí sí. Sostén un sombrero especial, con mucho juego táctico. No se ha caracterizado por tener jugadores de altura, pero sí de mucho talento y un juego colectivo que me encanta.
-¿Qué trucos les darás a tus compañeros ya que conoces tanto el estilo?
-Más que trucos, podría darles alguna indicación. Conozco a muchos de los jugadores y he jugado contra varios de ellos. Pero más que requiere en cosas pequeñas e individuales, es lo colectivo. Individualmente su muy buenos, pero la mayor potencia que tiene España es el grupo. Es el coco del grupo para nosotros, claro. Daremos batalla, pero tenemos los pies en el suelo.
-También cuentan con ese espíritu español desde el banquillo.
– Estuvimos mucho tiempo con Mateo Garralda. Crecimos mucho con él. Tiene una metodología distinta a la que tiene Aitor ahora. Mateo era más agresivo, buscaba situaciones de juego rápido. Aitor es mucho más táctico, más paciente, más el formar a los que vienen que no hacer crecer a los demás.
-¿Les habla de su experiencia española a los jóvenes?
-Ya sea. Y les digo que fue muy duro, pero a la vez muy bonito. Fue todo paso a paso, ir creciendo despacio, con todo nuevo. Cuando me preguntan claro que les recomiendo que se vayan de cabeza a España. Me ha dado mucho y me seguirá dando muchas cosas.
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