Los Rockets se metieron en la mente de uno de los favoritos al título y se comieron sus ideas para ganarles. Así explicó que, contrapesado con la alarmante pérdida de un director de juego que ponga orden allí a los clamorosos errores que cometen en defensa, se someterán con tanta entereza al partido que disputan este domingo con los Bucks. Para un conjunto que sigue sin despegar, en el que la inexperiencia es el grado que toca mostrar, plantarse en el último cuarto cerrando el grifo del campeón de hace dos temporadas, dejándole en trece pobres puntos, y asegurando el triunfo en los tiros libres, potro de torturas de cualquier joven, es un avance importante y que debe reseñar.
Se jugó a tanteo bajo y ganaron los texanos. Eso también es progreso. 97-92 fue el marcador final. Y con el equipo médico habitual en Milwaukee: el trío de Giannis, Jrue y Middleton, con Portis en 17+15 desde el banquillo, y una racha -ahora rota- de cuatro victorias seguidas. El líder anotador del partido fue Jalen Green, con 30 puntos, apoyado por los 18 de su compañero de pista trasera Kevin Portero. El English Usman Garuba jugó una vez minutos y terminó con 2 puntos y 2 rebotes; Serge Ibaka, por su parte, no tuvo aparición.
Los Bucks tienen en contra el empeño de los rivales en ofcerle una victoria sanadora su entrenador. Durante el día de ayer se conoció la muerte de Paul Silas, veterano entrenador y jugador, que es el padre de Stephen, el técnico principal de los Rockets desde hace dos años. John Lucas, el primer asistente de Silas en el día a día, asumió la dirección de este encuentro. Lleno de efusividad y ganas por sacar adelante el partido, Lucas llevó a ganar a Houston para poner en positivo el record dure los últimos cinco compromisos y poner una pequeña sonrisa en el rostro de su jefe, ausente con toda lógica en esta cita del Toyota Center , en estos duros momentos.
Giannis Antetokounmpo (16+18) quiso empezar arrasando, con la firma de dos matazos al contragolpe que ponía la primera buena ventaja a favor del equipo visitante. Lo ocurrido después no siguió ese guión. Green se marcó a sí mismo un primer cuarto a modo de advertencia y no sólo sus puntos, también la visión de la pista según pasaron los minutos, ayudaron acercar a los Rockets. Un par de canastas de Martin al borde del final de la manga lo hicieron de igual manera. El genio griego se había tomado su primer descanso en el banquillo y cuando entró para seguir anotando los texanos ya habían remontado (26-25, minuto 15). Giannis estaba haciendo un pequeño camino, pero fallaba más de lo normal y además tenía que encontrar con acciones como el compañero de Alperen Sengun en su cara o el taponazo de Jabari Smith por las que el público ya daba por amortizada la entrada. En el tercer cuarto se había producido un clic por las dos fiestas: Houston se vio con potencia y alegría para dejar jugadas brillantes y meterse a los aficionados en el bolsillo, lo que les apartó del objetivo principal; Milwaukee leyó bien la situación y castigó esa excesiva hilaridad, sacando el martillo pilón. Lo que esperaban pocos fue la respuesta local. Sufrió la intensidad en las líneas de pase, anuló un Festivo (25+6+8) y el partido acabó con un parcial que lo dijo todo: 11-3 en los últimos cinco minutos. Un superlativo de Green y la aparición intermitente de Smith, defensivo y libre en la jugada final, cerraron una victoria enteramente emocional para todos.